Rechazo a hechos de violencia y compromiso con la vida y el respeto
La Alcaldía Mayor de Bogotá y el Sector Cultura, Recreación y Deporte, manifiestan el rechazo ante el reciente acto de violencia que ha cobrado la vida de valiosas personas del movimiento hiphop, quienes realizaban una labor social y cultural en Bosa (Bogotá), Camilo Sánchez (MC CUB) y Camila Ospitia, jóvenes integrantes activos de la Comunidad del Bicho y del colectivo Distreestyle. Este acto de violencia injustificable nos llena de dolor y preocupación.
Es inaceptable que la vida y el trabajo de jóvenes comprometidos con la sociedad, la cultura y el arte se vean truncados por actos de violencia. La vida siempre debe estar por encima de cualquier otro interés. Ante esta situación, nuestro primer y principal objetivo es honrar la memoria de Camilo y Camila y asegurar que sus legados de dedicación y compromiso con la cultura sean preservados.
A través de este comunicado, queremos honrar su memoria y reafirmar nuestro compromiso con el respeto a la vida y la promoción de espacios culturales seguros. Camilo Sánchez y Camilia Ospitia nos enseñaron que el hiphop es más que música; es una herramienta de paz, una voz de justicia. Hoy honramos su memoria, rechazamos la violencia y defendemos la vida. La cultura que defendieron estos dos líderes comunitarios seguirá siendo un grito de resistencia y amor por el hiphop que nos une y nos hermana.
Hiphop es vida, hiphop es resolución de conflictos, hiphop es la rima que plasma la verdad en la ciudad, es el mural que embellece aquella esquina olvidada, es el sonido que alegra las cuadras, es el ritmo y la danza que alimenta el alma; el hiphop es vida, es transformación social, territorio de paz, no más violencia, en palabras de Camilo que… “aguante el rap, el barrio, la lucha”. Camilo Sánchez- Q.E.P.D.
Reiteramos nuestro compromiso de continuar colaborando con las instituciones responsables para asegurar que Bogotá camine segura y que los espacios culturales sean mecanismos de unión y accesibilidad para todos.
Camilo Sánchez y Camila Espitia eran dos líderes culturales de la localidad de Bosa, en le sector del Porvenir, desde ese lugar utilizaban el Hip Hop, la música y la naturaleza como herramienta transformadora en el sector con el fin de, en principio, brindarle herramientas a los jóvenes del barrio para que se alejaran de la delincuencia y el tráfico de estupefacientes. El asesinato ocurrió delante de la sede Porvenir de la Universidad Distrital, cuando dos hombres que se movilizaban en bicicleta se acercaron a ellos y, sin medir palabras, les dispararon en varias ocasiones. La comunidad pide justicia y asegura que los responsables de estos asesinatos son las bandas de microtráfico que operan en la zona y pretenden ejercer control territorial.
Desafortunadamente las calles de las ciudades se han convertido en los escenarios de mas peligro para jóvenes estudiantes, donde la delincuencia al servicio de las grandes mafias, se lucran del microtrafico, la extorsión y el robo reportandose mas casos cada vez. Las cifras señalan un primedio de 400 personas victimas diarias, cifra en aumento en el 2024, sin contar los casos que se denuncian.
Las bandas delictivas se potencian significativamente en la capital del pais a donde llegan componentes internacionales del narcotráfico provenientes de paises como Méjico, Argentina Chile y Venezuela, en forma de delitos transnacionales por las arremetidas e incautaciones que las autoridades de Policia y el gobierno han expresado, como cero tolerancia. contra este flagelo. Colombia no escapa a la crisis mundial de inseguridad.
Los lideres sociales, siguen en alto riesgo, especialmente desde los territorios habitados anteriormente por miembros desestabilizantes de la naciente Paz y ahora trasladados a las ciudades. Es el caso de estos jovenes que cumplian una labor comunitaria en el entorno barrial, Tristemente estas cercabias a las universidades populares, hace que sean mas frágiles las normas de seguridad preventiva para los jovenes en condición de vulnerabilidad social. En ocasiones se comparten barriadas, escuela y entornos entre victinas y victimarios, como se informaba hace unos años en las comunas nororientales de Medellin, donde jóvenes eran reclutados por estas bandas, a cambio de muy poco, hasta perder la vida, como expresión del socariato que se pensaba había disminuido.
Para infortunio de la sociedad, mientras muchos jovenes buscan alternativas y oportunidades de educación, al amparo de mas subsidios para la educación pública, generación de empleo y mas dormas de resocialización, la violencia aumenta.
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