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Para bien de la creatividad, la cultura y los buenos hábitos de lectura, se inicia la Feria Internacional del Libro, Filbo 2024, con el pais invitado de honor Brasil. Desde todos los ámbitos de la vida, nos reconocemos en las bondades de este evento, que dignifica a nuestra ciudad, y nos hace recorrer caminos esperanzadores en materia educativa, principalmente. Pues si bien es extensa en virtudes esta Feria del Libro, es una de las principales apuestas reflexivas al cambio actitudinal y ojala se logre, apuntar a las nuevas estrategias de lectura con el programa LEO, Lectura, Escritura y Oralidad, que posibilite majores ámbitos de desarrollo en nuestros colegios públicos.
Con la presencia del presidente Lula, y su equipo cultural, el presidente Petro y sus Ministros, indudablemente seran generadores de pensamiento con tan especiales invitados e invitadas, como es el caso de la escritora española Irene Vallejo, quien ha despertado muchos halagos dentro de los amantes de la literatura hoy. DE LECTURA TODOS A LA FILBO VAMOS
La historiadora más famosa del libro inauguró la fiesta del libro. Irene Vallejo, autora del bestseller El Infinito en un Junco, dijo unas palabras en la inauguración de la Feria del Libro de Bogotá, este miércoles, una de las ferias más grandes en el mundo hispano y que este año tiene como gran tema transversal a la naturaleza.
“El libro es ser vivo, engendrado, parido se desarrolla”, dijo Vallejo en sus palabras inaugurales, citando las palabras del autor afrocolombiano Arnoldo Palacios, cuando se celebra el centenario de su nacimiento. Vallejo se enfocó, en su discurso, en el nacimiento de la escritura, del alfabeto mismo, cuando una P no representaba la letra sino la lengua humana para empezar a nombrar la realidad. “Las letras nacieron como dibujos”, dijo Vallejo. Dibujos de camellos, monos u olas marinas que se convirtieron en la materia prima de las letras. “Como dicen los neurólogos, tras este invento, ya nunca fuimos los mismos”. La lectura modificó nuestra capacidad para pensar. Y la naturaleza, sus distintas formas o materiales, nos permitió nombrar la realidad. Dicho esto, añade Vallejo,si el libro está escrito en un material que se comen los insectos de una plaga, o es frágil al fuego de los incendios, o al agua de las inundaciones, el libro no es “algo puramente intelectual”. La supervivencia de las obras literarias a lo largo de los siglos depende de la supervivencia del planeta. ¿Y si no fueran los libros de papel? Incluso las tablets o los celulares necesitan de una materia prima litio, metal, etcétera—para darle una habitación a las palabras. ( Diario el Pais.) Antes de Bogotá, Irene Vallejo llegó unos días antes a un lugar que, desde las capitales colombianas, es considerado la periferia: el departamento de Chocó. “Siempre he sentido ese amor por las periferias y un poco el sentimiento de que las periferias son centros de otros territorios, de otras miradas, de otros lenguajes, y considerarlas periferias es incluso un problema de perspectiva”, dice Vallejo.Además de dar una charla inaugural en la FILBO, Vallejo tendrá una conversación este jueves sobre el libro y la democracia, estará firmando libros y visitará hacia el final de la semana la cárcel distrital de Bogotá. “Va a ser la primera vez que visito una cárcel”, cuenta la autora. “Me interesa también el impacto que pueden tener los libros en esas situaciones límite, conocemos historias de personas que han empezado a escribir en la cárcel, o que se han hecho mediadores de lectura, así que debemos explorar qué ocurre allí, porque se dice que los libros son para las élites y estamos quizás privando a quienes los necesitan más”, añade.
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