Foto en la RED. Comentario UrdimbreRadio.
Este triunfo dedicado a las mujeres, tantas ellas, que han hecho historia en el mundo, con sus aportes que han posicionado el tema de la Equidad de Genero, la Restringida participación femenina en altos cargos públicos, y el también controvertido tema de los inmigrantes, sin verdaderas opciones de avance ya que el gobierno actual trazo una política migratoria que va en detrimento de familias enteras de trabajadores, que no obstante largas permanencias en el pais, no logran superar las barreras que el sistema les impone,
Estos temas han sido el atractivo de la campaña de los Demócratas, con Joe Biden y Kamala Harris, y que sin duda gano muchos electores, la bancada que ocupará los anhelados escaños en el Congreso de los Estados Unidos, y representara las tendencias del cambio real que requiere con urgencia esta nación. Es hora de vencer las polarizaciones y unirnos en torno a las ciudadanías del cambio, de la democracia representativa, que estas elecciones produjo.
Es el cambio de mentalidad de tantos jóvenes deseosos de un futuro mejor, que le apuestan a mejorar las condiciones hacia un trabajo digno, la igualdad de oportunidades y la libertad de expresión, aunque se tengan diferentes credos, etnias y orígenes de vida en el pais que mas polémicas ha generado durante los últimos años.
Todo esta por verse. Pero lo interesante del reto, fue sucumbir a las tendencias implícitas de transformación, que deslucen al actual gobierno, con sus pretensiones de oposición a estas tendencias que han alborotado el ambiente político hoy en ese pais, tras el triunfo contundente de los Demócratas como partido reformista. Otro de los apoyos de gran valía, ha sido el acompañamiento del expresidente Obama, quien generó una opinión mas abierta a las reformas, pero aunque sin mucha suerte, en los temas de Salud Pública y Migraciones, que no avaló la mayoría de congresistas. Obama sin duda le inyectó una buena dosis de optimismo al mejor estilo suyo con el característico Si se Puede...UrdimbreRadio, Nov. 6 2020.
Veamos quien es Kamala Harris: La vida de Kamala Harris está llena de primeras veces, de esas que rompen el famoso techo de cristal que en algunos casos parece haberse vuelto acorazado, y si no que se lo digan a Hillary Clinton. A la edad de 40, Harris se convertía en fiscal de San Francisco, la primera mujer y la primera persona de raza no blanca que desempeñaba el cargo. En 2011, había subido tantos peldaños hacia ese techo, invisible pero real, que ya era fiscal general de California, donde de nuevo volvía a producirse una primera vez: mujer y negra.
Harris
ganó el escaño al Senado en las elecciones tras las que Donald
Trump llegó
a la Casa Blanca. Desde este sábado 7 de noviembre, Trump pasará a formar parte
de la lista de pasados presidentes y Harris sustituirá al hombre al que
repetidas veces, durante el debate de campaña electoral entre los números
dos, dijo tajante: “Señor vicepresidente, estoy hablando yo”. Mike
Pence interrumpió entonces a Kamala Harris el doble de veces que ella a él, 10
contra cinco. Desde este sábado, Kamala Harris será la voz, a veces suave, a
veces litigante, a veces reivindicativa, de la vicepresidencia de Estados
Unidos. A partir del 20 de enero, cuando Joe Biden jure su cargo en las
escalinatas del Capitolio, se podrá oír sin interrupciones esa voz, que
pertenece, por primera vez, a una mujer negra. De nuevo, primeras veces
históricas.
Hija de Shyamala
Gopalan, nacida en el sur de la India, y Donald Harris, originario de Jamaica,
Harris creció en los círculos de la afamada universidad de Berkeley
(California) donde el movimiento por los derechos civiles era la lucha del
momento. Su activismo le viene de cuna, explica la ya exsenadora en su
libro The Truths We Hold, mientras recuerda que debido a su
baja estatura y su corta edad lo que veía en aquellas manifestaciones a las que
sus padres la llevaban de niña era un paisaje de piernas.
La
historia de amor entre sus progenitores, inmigrantes de la India y Jamaica –la
madre investigadora del cáncer de mama y el padre hoy profesor emérito en
Stanford– se acabó cuando Harris tenía siete años y su hermana dos menos que
ella. “A partir de entonces, nos convertimos en las niñas de Shyamala”, escribe
la vicepresidenta electa, que asegura tener unos recuerdos vívidos de todas las
veces que se cambiaron de casa, que ella rememora en forma del camión de la
compañía Mayflower de mudanzas. “Nos mudamos mucho, pero mucho”.
La ya exsenadora afirma que le encanta la cocina, que disfruta bailando e inventando juegos de palabras. Habla algo de francés, lo justo para defenderse. Tuvo una infancia “feliz y despreocupada”, pero no se olvida de la carga racial que siempre ha soportado y soportará. Esa herencia la llevó a enfrentarse al que hoy es su jefe en uno de los debates por la candidatura demócrata. Harris reprochó a Biden haber trabajado durante años en el Capitolio con senadores que habían apoyado la segregación racial y se habían opuesto a la integración en los colegios, trasladando a los niños blancos en autobuses distintos de los de los niños negros. “Iba en autobús cada día. Y yo era una de esas niñas”, le dijo Harris a Biden en uno de los momentos estelares de aquel debate.
En
2014, Harris se casó con Douglas Emhoff, un exitoso abogado de la Costa Oeste
de Estados Unidos, divorciado y con dos hijos que decidieron obviar el término
madrastra y le llaman cariñosamente Momala. Hasta que Harris conoció a Emhoff,
mantuvo durante muchos años su vida personal totalmente separada de su carrera,
de su vida profesional. “Debido a mi cargo era consciente de que, si llevaba
conmigo a un hombre a un evento, inmediatamente la gente comenzaría a especular
sobre si manteníamos o no una relación”, explica Harris en The Truths
We Hold. “También era consciente de que a las mujeres solteras en
política se las mide con un rasero diferente que a los hombres solteros”, prosigue
Harris, para llegar a la conclusión de que nunca daría el paso de llevar a un
hombre del brazo en público hasta saber que era “the one” (el hombre).
Ese
hombre ocupará a partir del 20 de enero la residencia vicepresidencial
en Massachusetts Avenue y se convertirá en el primer segundo caballero de la
historia de Estados Unidos. Durante un acto de campaña junto a Biden en Wilmington
(Delaware), Harris habló con mucho cariño de los hijos de su marido y se
refirió al apodo que le han otorgado: “Durante mi carrera he tenido muchos
títulos y sin lugar a dudas el de vicepresidenta sería genial”, declaró la
entonces senadora. “Pero Momala será siempre el que más importe”.
Harris es, sin lugar a dudas, algo más que la número dos de Joe Biden: es una posible candidata presidencial en 2024, ya que es muy poco probable que el que fue vicepresidente de la era Obama opte a un nuevo mandato debido a su edad (77 años). La presidencia era, de hecho, el puesto al que Harris aspiraba hace más de un año, cuando se postuló a las primarias demócratas. La futura vicepresidenta permite, por fin, vislumbrar un relevo generacional que no se produjo en las primarias de su formación. El suyo fue uno de los nombres de futuro del Partido Demócrata designados por Barack Obama cuando estaba a punto de dejar la Casa Blanca en 2016. Aunque ella odia que la comparen con el expresidente: “No me definan basándose en algo que ha hecho antes un hombre”, ha declarado. “Yo tengo mi propio legado”. Sin duda, señora vicepresidenta, tiene usted la palabra. ( Periódico El Mundo, Noviembre 6 2020)
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