Nuestra Emisora

martes, 20 de noviembre de 2018

QUE HACER PARA QUE ESCUCHEN A LA COMUNIDAD

Foto de Urdimbre.
  Por Marcia Adarve

  Que tantos mecanismos tenemos los Colombianos, para ser escuchados?   La Constitución contempla mecanismos de participación, representación y demás, cabildos, vocerías y las entidades cuyo lema es atender las quejas y reclamaciones de los ciudadanos: Personería, Veeduría y Defensoría del Pueblo. Que tan ágiles son?....Que tanta cobertura tienen?.. Según estudios recientes, los principales despachos colapsan diariamente ante la imposibilidad de mayor capacidad de atención y mejoramiento de la calidad que imparten a los usuarios. 

Los Colombianos realmente no tienen confianza en este tipo de instituciones,  por ser procedimientos demasiado lentos, y con poca expectativa de logros.  Con respecto a las representaciones en las instancias del congreso de la república, son de difícil acceso al ciudadano del común y obedecen a las formas preestablecidas de agendas parlamentarias pactadas, bancadas políticas y demás artificios que no son precisamente, de servicio a las comunidades.

Las marchas en cambio, parecen ser las formas mas expeditas y preferidas por la ciudadanía, en cualquier país, hoy por hoy. Son de todo tipo, y gozan de notoriedad y atractivo para las redes y prensa alternativa.  Es deber de los estados garantizar el derecho a la movilización pacífica como derecho a la protesta de parte de las comunidades principalmente, que no gozan de igualdad de oportunidades, o que no se encuentran debidamente representadas en las instancias tradicionales. 


La Participación y Las Redes Cívicas


Hoy más que nunca nos vemos avocados en las ciudades a crear redes para la participación ciudadana debido a que los problemas que aquejan a las comunidades nos obligan a buscar soluciones efectivas para vencer las dificultades, que hacen que la vida no tenga la calidad optima que cada individuo y familia necesitan, para un mejor desempeño social y familiar; puesto que lo social es un espejo de lo individual, estamos seguros que la brecha que nos aparta de la gobernancia puede  disminuirse y con una efectiva observación de las comunidades.

Es un error basarse en el descontento para que sea un detonante de la participación del pueblo, en la política; aquella premisa bien conocida, que los pueblos tienen los gobernantes que merecen encuentra en esta reflexión su axioma, puesto que si el individuo observa y participa no solo limitándose al voto democrático sino extendiendo su vigilancia a una Contraloría social unida al voluntariado,  en un común  trabajo de campo, se podrían optimizar y consensuar dentro del marco legal de las instituciones estatales no solo los proyectos puestos en marcha por la administración, implementando acciones efectivas para el beneficio común.

La participación popular en  la política pública permite la pertinencia para evitar los errores que tanto han perjudicado en nuestro país el patrimonio de todos; además que podría evitar el desperdicio del recurso público para que las inversiones funcionen de una manera más practica con el consenso de todos puesto que la fiscalización del gasto público a través de las auditorias estatales se limitan al cumplimiento de un mandato legal de inicio y termino, arrojando  en la generalidad informes técnicos administrativos e informes contables, y en ocasiones  sin un  acompañamiento y continuidad sobre el impacto social de manera permanente.

Es lógico razonar que con el  cambio de una nueva administración los proyectos ejecutados tengan que volver a partir de cero en muchos lugares, en tanto se buscan los especialistas adecuados para dar continuidad a dichos proyectos, perdiendo gran parte de su retroactividad en algunos casos y las inversiones pierden durante estos procesos su efectividad.

No hace falta más que medir el descontento en temas de: seguridad , educación, vivienda, salud y alimentación, para que sirva de radiografía al estado, de que su efectividad o deficiencia al gobernar, pues en la segunda instancia podrá medir esto por el malestar que genera en los diversos grupos sociales que salen a una protesta y esto solo en temas básicos como los antes mencionados sin ahondar en asuntos más profundos como medio ambiente, derechos naturales y humanos.


Las dimensiones de la participación ciudadana son mucho más importantes de lo que se piensa, contrario a lo que opinan muchos de quienes gozan del poder político en la nación, la participación del común es una importante herramienta que el mismo gobierno puede aprovechar como una extensión de sus funciones gobernantes para evitar la deficiencia en los proyectos puestos en marcha, evitando la sensación cada vez más creciente de injusticia y permitiendo aprovechar la fuerza de contraste  de quienes la critican y  que generan comportamientos sociales, que pueden ser impredecibles para un gobierno como se ha visto a través de la historia de otros países, ante las decisiones unilaterales del estado, que pueden de un modo beligerante sumir una nación en el caos.

Se requieren nuevos modelos para una mejor relación entre las políticas de gobierno y la sociedad civil. Pero si el ciudadano común no se educa y se concientiza de la vital importancia de que estas redes cívicas aporten lo necesario para incrementar una mejor adaptación  del estado a la ciudadanía, esa brecha entre el gobierno y la sociedad civil nunca se va a salvar.

Escrito por: Marcia Adar.
  

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