Adelante todos en pie de lucha, con el animo de apoyar la labor de los veedores de salud que trabajan
para que las personas comprendan la importancia, no solamente de lo consagrado
en la constitución política de Colombia en lo concerniente a salud
pretendemos ofrecer diferentes estrategias de comunicación para entregar a la
comunidad, las herramientas para exigir sus derechos como una respuesta a las
mas de quinientas sesenta quejas acerca de la baja calidad en la prestación del servicio de salud en las EPS.
Debemos recalcar a los funcionarios una y otra vez que la salud no es un
favor sino un derecho contemplado dentro de los derechos humanos y que
trasciende la asistencia medica; es decir que es una garantía que se le
reconoce a la persona respetando su dignidad. Asunto que parece importar en lo más
mínimo a la hora de la prestación del servicio por parte de los funcionarios de
las mencionadas entidades.
En mi experiencia de observación
entre la comunidad me he encontrado con todo un bestiario digno de una
obra literaria, pues entre el personal de las citadas EPS toda suerte de
personajes abunda; los hay desde los que al pedir la información en las
ventanillas no saben nada de nada o sienten una profunda apatía por comunicarlo,
a pesar de la responsabilidad que
implica su cargo, hacen caso omiso de su función, hasta los que de muy mala manera solo se comunican con rotundos monólogos a las angustiadas
personas que buscan soluciones y respuestas a sus tramites.
No queremos decir con esta
reflexión que todos los funcionarios se
comporten de la misma manera, pero que los hay los hay, y en mayor proporción
de lo que se informa en la secretaria de salud publica. Por otra parte quisiéramos
exonerar al cuerpo médico, pero desafortunadamente parece que en Colombia tener
un titulo en medicina capacita al galeno, en muchas ocasiones, para tratar con
irrespeto al paciente como si el titulo de Asclepios (médico), le diera la
misteriosa posesión de algún demonio al estilo griego que en vez de susurrarle
secretos del conocimiento al oído, le indujera
a sentirse todo poderoso, sobre el pobre infeliz que desconoce como comunicarse
con tan elevada percepción de un ego henchido por su brillante instante
de poder, y haciendo gala de una actitud
bastante arrogante a cada pregunta del paciente responde con frases altaneras de tal modo que no se puede aclarar
nada sobre la condición en que el usuario se encuentra; la verdad, uno no sabe si es peor la enfermedad que la
cura; dadas las circunstancias si queremos purificarnos ya no iremos a la
iglesia, sino a la EPS.
Muchos de los usuarios están haciendo todo un vía crucis por razones como:
la que se refiere al funcionario(a) en ventanilla, que es quien se supone tiene
toda la información del conducto a seguir pero la contradicción esta a la orden del día, por ejemplo para pedir
información o hacer una reclamación, si uno se presenta le dicen que tiene que
llamar y si llama que tiene que ir personalmente; cuando al fin se logra superar
la disyuntiva y uno logra obtener la orden, al personaje en cuestión se le
olvida poner el sello sobre todo cuando
ha tenido una diferencia de opinión con el beneficiario y la
persona llega a la cita atravesando toda la ciudad perdiendo todo un día de
trabajo por que el dichoso examen no lo pueden practicar en un perímetro
cercano a la vivienda u oficina del usuario del servicio, entonces –zas- como
dice el chavo, falta el consabido símbolo que da la autenticidad para la autorización
todo esto se suma que para conseguir una cita con un especialista no se obtiene
en un lapso menor a noventa días por mas que uno este en una situación critica
que requiera de una decisión especializada pues tienen la agenda muy apretada.
Múltiples son los motivos de las quejas desde los medicamentos esenciales
para algunos que no llegan a tiempo o que sencillamente no los suministran
porque no entran dentro del plan, hasta las panorámicas dentales que no
corresponden al paciente so pena que en cambio de retirar los Bracket terminen
sacándole los incluidos que ya le habían extraído hace años. Definitivamente debemos meditar si a la par de toda esta situación,
se debe sensibilizar al personal que
trabaja en esta delicada labor de la salud, sobre la minima regla de no hagas a
los demás lo que no quieres que te hagan,
a ver si se obra con un poco de empatía por el otro.
Queda recapacitar sobre tan incómodos asuntos ya que las veedurías están tras el
cumplimiento de la normatividad en la solución de las inconformidades de la
comunidad por los graves errores cometidos en el ejercicio de la medicina y el
resto ya lo conocemos ese terrible proceso de la ley cien, en tanto el bien
general sigue perjudicado. Cabe preguntar deberíamos elaborar una cartilla
sobre la ética en el ejercicio de la salud publica, como una escuela que ayude a superar un
sistema de salud deficiente como esta concebido
.
Marcia Adar
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