Nuestra Emisora

viernes, 28 de noviembre de 2025

BUENA NOTICIA: FONDO DE PAZ. MEJORA INSTITUCIONES EDUCATIVAS POR MEDIO DE FINDETER

 


Comunidad de Bajo Calima, en Buenaventura, recibe el mejoramiento de seis sedes educativas para una educación de calidad y la construcción de paz 

 

 

Findeter entregó a Fondo Paz el mejoramiento de seis sedes educativas renovadas en las veredas La Colonia, Nueva Esperanza, San Isidro, La Trojita, Ceibito y Guadual ubicadas en el corregimiento Bajo Calima en Buenaventura, una zona históricamente afectada por el conflicto que hoy avanza hacia la reconciliación y el desarrollo.

 

Las sedes Niño Jesús de Praga, Alfredo Vásquez Cobo, La Trojita, San Antonio de Guadual, La Nueva Esperanza y Ceibito benefician de manera directa a 467 estudiantes quienes ahora cuentan con ambientes adecuados para el aprendizaje y la convivencia.

 

Con una inversión superior a los $3.654 millones, las obras incluyeron cambio de cubiertas, mantenimiento de canales y bajantes, mantenimiento de muros, enchape de pisos, carpintería, redes eléctricas, mantenimiento de baños y cocinas, entre otras intervenciones ejecutadas por Findeter, en articulación con las comunidades y sus autoridades locales.

 

Además de los mejoramientos físicos, el proyecto incorporó un componente ambiental y comunitario clave: la construcción de sistemas de captación y aprovechamiento de aguas lluvias, símbolo de vida y sostenibilidad en una región donde el agua representa la conexión, abundancia y cultura.

 

“Cada aula que se renueva es una oportunidad para sembrar paz y esperanza. Estos espacios dignos y seguros son la base para que las niñas, niños y jóvenes del Pacífico crezcan con oportunidades, educación de calidad y sentido de pertenencia por su territorio”, señaló Juan Carlos Muñiz, presidente de Findeter.

 

Durante la ejecución, la comunidad participó activamente a través de sus comentarios, sugerencias y mano de obra local, y recibió capacitaciones en el manejo y uso responsable del agua, promoviendo el cuidado de los recursos naturales y la apropiación de las infraestructuras renovadas.

 

Esta intervención hace parte de la estrategia integral del Gobierno nacional para fortalecer la educación como motor de paz y desarrollo territorial, reafirmando el orgullo y la identidad del Pacífico colombiano, donde cada obra se convierte en un acto de esperanza y transformación social.

 

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OTRO AÑO MAS DE VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES

Foto en la Red, Escrito de UrdimbreRadio

Cifras que publica la Secretaria de la Mujer, y Acciones que realiza la Secretaria de la Mujer. " Consideramos que falta mucho aún. Pero los grandes esfuerzos se deben centrar en la Educación y la Pedagogía Social, ya que se puede hablar de un fenómeno social que involucra a todos los componentes y actividades de la vida nacional  y se requiere una verdadera Política Pública que trascienda y desarrolle estos aspectos, considerados hoy, COTIDIANOS....lastimosamente. HOY SE EXPRESA LA NECESIDAD Y VOLUNTAD SOCIAL, de luchar decididamente CONTRA LA VIOLENCIA EJERCIDA HACIA LAS MUJERES, ejercida por sus parejas sentimentales y de orden emocional.

Cada hora 3 nujeres son violentadas en su derecho a la Autonomia, al trato digno, justo y equitativo y se ejercen sobre ellas, actos violentos e intimidatorios, sin que medie sancion alguna de forma eficaz e inmediata, ya que la mayoria de estas victimas tiene que soportar el viacrucis que significa denunciar  estas acciones, 

Si se cometen infracciones de transito te colocan un parte, pero si contestas con violencia y malos tratos de manera verbal, debes soportar todo un tortuoso camino para exigir restitucion a tu buen nombre por ejemplo, y sanción contra el victimario.  Pero esto no ha sido posible en Colombia.  La mayoria de las violencias verbales que anteceden a un feminicidio, no son denunciadas, porque las victimas generalmente no tienen tiempo para estos engorrosos tramites que terminan es revictimizandola mas,,,tramites que llevan demasiado tiempo y que generalmente terminan en impumidad.

Las campañasde prevención deben comenzar por institucionalizarse con caracter urgente, y deben partir de los entornos cotidianos donde se expresa el machismo como forma prevalente de relacionamiento de las mujeres con su entorno.  Si nos referimos a la violencia laboral, esta se caracteriza por la falta de  equidad y respeto a la diferencia.  

En las relaciones de pareja, ni que hablar....Si no haces lo que tu pareja dice, ahi comienza la problemática,  Las familias a diario se ven inmersas en todo tipo de violencias, pero las mas dificiles son las de tipo emocional. Es este el retrato del comportramiento de una sociedad intolerante, en la matoria de los casos.  

Lo mas dificil de señalar son las medidas poco asertivas, con que contamos para estas violencias, que se consideran cotidianas o que se pretende normatizar y que suceden por asi llamarlo a puerta cerrada, y que ninguna autoridad le precisa a las victimas como antecedente de algo peor, que podría suceder...NADA JUSTIFICA EL MAL TRATO Y EL IRRESPETO.


Ahora la Secretaría Distrital de la Mujer tiene más presencia territorial y mayor cobertura para dar información, acompañar, orientar a las mujeres.


Este 25 de noviembre, la Secretaría Distrital de la Mujer reafirma su compromiso con servicios, mayor presencia territorial y una cobertura cada vez más amplia para dar información, acompañar, orientar a las mujeres en toda su diversidad. Prevenir es la clave, y esto se materializa en acciones concretas que llegan a más barrios, más localidades y más vidas, colocando a las mujeres en el centro de cada intervención.

Entre enero y septiembre de 2025, la Secretaría Distrital de la Mujer realizó 291.901 atenciones a mujeres en Bogotá, de las cuales 173.758 estuvieron relacionadas con violencias. Ampliar los puntos de información y fortalecer la presencia institucional en los barrios es una necesidad urgente que ayuda a garantizar el derecho a una vida libre de violencias. Por eso la Secretaria Distrital de la Mujer, está presente allí donde cada mujer más lo necesita.

Durante este mismo período, la entidad acompañó a mujeres en distintos escenarios de atención. En las 15 Casas de Justicia se realizaron 38.380 atenciones, ofreciendo orientación y protección inmediata. En ocho hospitales estratégicamente distribuidos, Meissen, Bosa Recreo, Kennedy, Santa Clara, La Victoria, Suba, Engativá y la Clínica San Rafael, se brindaron 17.834 atenciones jurídicas, asegurando que las mujeres víctimas de violencias recibieran apoyo legal oportuno. A esto se suman 1.209 representaciones judiciales en procesos administrativos, penales y de familia, acercando la justicia a quienes más la requieren. Por su parte, la Línea Púrpura Distrital, con 32.058 atenciones, se consolidó como un recurso vital, acompañando a mujeres que enfrentan violencia psicológica, física, económica, patrimonial y sexual. Cada intervención es un paso concreto para proteger vidas y restituir derechos.


mujer funcionaria

 

Este trabajo se realiza de manera coordinada entre múltiples entidades distritales, colocando a las mujeres como prioridad absoluta. La Ruta Única de Atención a Mujeres Víctimas de Violencias y en Riesgo de Feminicidio (RUA) se consolida como el principal instrumento de protección, integrando hospitales, comisarías, Unidades de Reacción Inmediata y demás entidades de seguridad, justicia, salud y control, para garantizar atención inmediata, acompañamiento y acceso a la justicia.

La prevención, otro pilar fundamental, avanza con fuerza gracias a la articulación público-privada. La estrategia Redes Seguras ha llevado información, sensibilización y acompañamiento a miles de mujeres en entornos residenciales y comerciales, incluyendo tiendas OXXO, proyectos de vivienda de Amarilo, unidades residenciales de Alianza Grupo Inmobiliario y puntos Paga Todo del Grupo Gelsa. Con ello, se fortalece la capacidad de la ciudad para proteger, prevenir y empoderar a las mujeres

Cada cifra, cada servicio y cada alianza reflejan una voluntad política sostenida que trasciende el 25N. Bogotá avanza hacia un modelo en el que las mujeres no solo son atendidas cuando la violencia ya ocurrió, sino acompañadas, informadas y protegidas para evitar que los daños se produzcan.

La Secretaría Distrital de la Mujer reafirma su compromiso, garantizar el derecho de todas las mujeres a vivir libres de violencias, todos los días, en todos los territorios y con todas las capacidades del Distrito. Este 25 de noviembre, más que una conmemoración, la ciudad reafirma su trabajo cotidiano, llegar a los barrios, fortalecer la protección, acompañar vidas y construir entornos seguros para todas.


Funcionarias de la SDMujer

 



 


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martes, 25 de noviembre de 2025

CELEBRANDO LA AFROCOLOMBIANIDAD EN LA LOCALIDAD DE SANTAFE.

Foto de Artista Participante en la celebracion. Marimba de Chonta de Tumaco.

  En estas fechas la Afrocolombianidad se expresa para recordar la Abolición de la Esclavitud en el gobierno de José Hilario Lopez, ( Ley 2 de de 1851) y el proceso de resistencia de las comunidades Negras, Palenqueras y Raizales en nuestro territorio. Teniendo en cuenta que los primeross cimarrones que establecieron sus palenques en Cartagena 

 Tumaco y Buenaventura, principalmente. 


Suscita la reflexión hoy, acerca de los territorios Ancestrales expropiados por las megaempresas mineras e industriales, lo que ha dado origen a  las violencias y el desplazamiento a que se ven hoy sometidos muchos pueblos negros e indígenas que ni siquiera se nombran en la geografia nacional.  Tradicionalmente manipulados y engañados  pero que como noticias no se exhaltan, sino  en tiempos electorales. 

La cultura propia de las comunidades Afrodescendientes,  ha sido explotada comercialmente, para enriquecimiento de terceros, aún en detrimento de su verdadero reconocimiento y valoración, y otro fenómeno del cual dar cuenta desde las instituciones es la visión como es asumida la cultura por las nuevas generaciones. 

Como es bien sabido, las ciudades permean estas expresiones, que hacen parte del manejo comercial  que dia a dia se constituyen como espectáculo en en los medios de comunicacion masiva.Los cultures y estudiosos señalan que hay una deserción dem las juventudes hacia la apreciación y conocimiento de su propia cultura y orígenes. 

Trasladandonos a lo local es una inquietud mas, que nace de las organizaciones sociales, ávidas de pedagogía y Educación, inmersas en estas falencias generalizadas  de una sociedad que desconoce su historia. Para acercarnos a las prioridades de la cultura Afro, hoy en estos eventos, quedan no solamente las muestras artísticas y de Saberes y Sabores, sino los diagnósticos por construir a nivel local y distrital, por supuesto, para abordan una realidad en cifras y estado del Arte para construir estrategias de desarrollo y proyectos que lleguen a las verdaderas comunidades en condiciones de vulnerabilidad.
 

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viernes, 7 de noviembre de 2025

SI LA MEMORIA NOS FALLA.....COMO SUELE PASAR EN COLOMBIA

 

Foto en la Red

    Parecieran unas imagenes borrosas pero asi permanecen aun 40 años despues, en nuestro entender como colombianos, estos hechos carentes de claridad y respuestas, ante uno de los acontecimientos que capta la atención de la ciudadanía medianamente informada, que luego de 40 años, trasciende a todos los estratos socioculturales y económicos del pais, además de las 4 generaciones transcurridas y los herederos de todas las familias de desaparecidos del Palacio de Justicia. 

Por estos dias se conmemora este desafortunado episodio de nuestra historia pese a que los requerimientos ante los estrados de la Justicia tanto nacional como internacionales, no han cesado, en la  busqueda de la verdad, justicia y reparación. 

Las nuevas generaciones se acercan a través de las imágenes, que la prensa pudo registrar, y que son tambien testigos vivos, y gracias a su arrojo,. La prensa de la época registró  hechos significativos que han servido de base y testimonio importantes para las pretensiones juridicas y de responsabilidades del Estado Colombiano frente a las victinas del Palacio de Justicia. 

Se han dado muchas versiones de los confusos hechos que rodearon lo que se ha podido denominar la Toma y la Retoma del Palacio de Justicia de la época, que hoy siguen sin resolverse, lamentablemente. Las inconsistencias del proceso persisten  anta la falta de rigor institucional, asi como las victimas indefensas, en manos de los exhacervados militarismos que terminaron desatando una tragedia, de mas de 100 personas asesinadas, torturadas y posteriormente desaparecidos sus cuerpos, en bastiones de la Seguridad militar, como el Canton Norte, infortunadamente célebre sitio conocido por las torturas que allí se realizaron, no solamente a los integrantes de la guerrilla del M.19 sino tambien hacia magistrados y empleados de la cafeteria del Palacio.  

Otros cuerpos tambien calcinados por el fuego, que no fue impedimento, no obstante la gravedad y distincion de los magistrados como figuras prominentes de la Justicia, organo directriz alli, que  les volteó la espalda a sus magistrados y personal adscrito a esta rama, y sucumbio ante el poder militar, incluído el mismo presidente de la república Belisario Betancour.  No valieron las suplicas del presidente de la Corte Suprema, Dario Echandia, quien en reiteradas ocasiones, pidio conversar con el presidente, todo fue decidido por el Comando militar.

Como antecedentes se pueden señalar eventos de interés sucedidos como la Toma de la Embajada de Republica Dominicana, por parte de un comando del M.19 con resultados a la luz de los Medios Políticos como una derrota, tras lograr un acuerdo y haber salvado las vidas de los ocupantes alli.  Tambien se puede citar el protagonismo del movimiento insurgente y hechos notorios como el Robo de la Espada de Bolivar y las armas del cabtón Norte, asi como el asalto a un camion que trasportaba leche, la cual fue repartida a jovenes, en el sur de la capital. La causa de la toma fue el incumplimiento de los Acuerdos de Paz, del Gobierno de Belisario con esta guerrilla y esta, un mecanismo de presión 

El afán de las altas instancias militarees,  fue entonces castigar a los integrantes del M 19, sin pensar en mayores implicaciones de las vidas qure fueron sacrificadas a utranza, de todo esta dan cuenta los registros que desde el mismo Inravisión de la época, se divulgaban sin censura-  Hoy sería impensable dado  las reservas y manejo de la información, del DAS, que paso a conertirse en auxiliadores materiales del paramilitarismo y otras actividades lesivas para la democracia nacional.

Se rumoraba además que el debate nacional que ocupaba a las Cortes para esta época, residia en la conveniencia de la Extradición, debate que se realizarúa precisamente, el dia de la toma del Palacio, y por ende los extraditables en cabeza de Pablo Escobar, hacían correr dineros suficientes, para que la Extradición no fuera aprobada en el pais.  Como se puede apreciar, muchos intereses se evidenciaron, y de grandes jerarquias para la nación, ezpuesta y a la deriva de nuestra Colombia, falta de imperativos y que hasta hoy derivan y desbordan la legitimidad de los poderes judiciales de los que Colombia, precisamente no brilla. 

Mas de 100 pwesonas, fueron sacrificadas de manera negligente por el Estado Colombiano, con reza la Sentencia de la Corte Interamerica de Derechos Humános.  que luego de exhaustiva espera de mas de 20 años, declaro la responsabilidad del Estado Colombiano, que debió pagar a algunas vixtinas que se pudo probar, salieron con vida del Palacio de Justicia y cuyos cuerpos aparecieron posteriormente en fosas comunes en el Cementerio del Sur de Bogotá. ( Claudia Mar, UrdimbreRadio)



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lunes, 27 de octubre de 2025

APUNTES PARA UNA HISTORIA DEL PERIODISMO POPULAR Y ALTERNATIVO


POR OSCAR BUSTOS.  Periodista 


     Fue a principios del siglo XX, con el surgimiento del capitalismo en Colombia, que emergió también, de manera contestaria, el periodismo obrero y popular. Las figuras emblemáticas del movimiento obrero, María Cano, Ignacio Torres Giraldo y Raúl Eduardo Mahecha influyeron en los artesanos y asalariados de la época, en la lucha por los tres ochos: ocho horas de estudio, ocho de trabajo y ocho de sueño; derechos que cien años después no se han cumplido en gran parte de la sociedad colombiana. Mahecha, que era tinterillo, curandero y homeópata, era también un periodista infatigable, que editaba periódicos populares con su imprenta portátil, que transportaba cargada en una mula. Se llamaban El Baluarte, El Luchador, Vanguardia Obrera y Germinal, publicados en Girardot, Medellín y Barrancabermeja, respectivamente, algunos de cuyos ejemplares están en las bibliotecas Nacional y Luis Ángel Arango. Sin conocer, así fuera uno solo de esos periódicos, no podríamos entretejer los eslabones que construyen la tradición de un periodismo verdaderamente alternativo y popular.
Además, Mahecha es un personaje en busca de autor. Los novelistas y los cinematografistas están en mora de escribir una novela o de hacer una película con este personaje protagónico, que a los 11 años “fue reclutado en El Guamo (Tolima) por los conservadores, para participar en la Guerra Civil de los Mil días que derrotó al general Rafael Uribe Uribe, donde llegó al grado de capitán; que participa en el Batallón Colombia en Panamá durante los acontecimientos de la pérdida del Istmo en 1903, lugar donde se encuentra en ese momento. Inconforme con la decisión de esas tropas de no luchar para defender la soberanía nacional, pide la baja del Ejército y en Barranquilla se alista con otros voluntarios en una expedición de colombianos que deciden ir a Panamá para impedir su separación. Esa expedición fracasa, porque muchos de los participantes mueren de hambre y de peste en el camino. Mahecha regresa a Cartagena en 1904 y se afilia a la Sociedad Obrera de Calamar. Este es el comienzo de su lucha al lado de los trabajadores y de las poblaciones más vulnerables entre los colombianos, y de su peregrinar por distintos lugares de la geografía nacional, principalmente del Río Magdalena, de las regiones cafeteras del occidente y de la zona bananera de la Costa Atlántica”.


Hay que anotar que Mahecha tiene una rápida y profunda transformación, ya que evoluciona de conservador en su juventud, a una postura socialcristiana un poco después, hasta una concepción comunista y revolucionaria en la década de 1920.


En su trabajo de agitación, educación y formación en las zonas cafeteras del viejo Caldas, el Tolima y Cundinamarca suele recurrir a trucos ingeniosos, a contar cuentos, historias de duendes y de hadas, con lo cual se familiariza con las creencias ancestrales de los habitantes ribereños. En la Dorada asesora en 1922 la exitosa huelga de los trabajadores del ferrocarril y en septiembre de ese año se traslada a Barrancabermeja, con el fin de colaborar en la formación de un sindicato de los trabajadores petroleros del enclave de la Tropical Oíl Company (TROCO). Al respecto comenta:


“Comenzamos a preparar espiritualmente a los trabajadores, valiéndonos del periódico Vanguardia Obrera que editábamos por medio de una imprenta volante de mi propiedad, que antes me proporcionaba los medios de vida, y luego de la huelga fue destruida y destrozada, lo mismo que mis muebles”.


En sus periódicos se denuncian las iniquidades de la compañía estadounidense y las desastrosas condiciones de vida de la población trabajadora. Con gran brío y constancia, Mahecha señala a la empresa, en complicidad con los gobernantes colombianos y las clases dominantes, como la responsable de las pésimas condiciones de vida de la población. Por las calumnias de la TROCO, tuvo que soportar amenazas, multas y luego prisión, y el ostracismo tras las huelgas petroleras de 1924 y 1927.


En 1927 fue capturado y confinado en Tunja, donde se le somete al terrible suplicio del cepo, como queda registrado en una memorable fotografía de la época. Recupera la libertad, pero tiene prohibido regresar a la zona bananera. Sin embargo, él, llevando, siempre consigo, su imprenta portátil, se refugia clandestinamente en diversos sitios del río Magdalena, hasta llegar a la zona bananera a comienzos de 1928, para librar, junto a campesinos, peones y jornaleros, un nuevo combate contra los enclaves estadounidenses. Allí, ayuda a organizar la huelga, la cual termina con la masacre del 5 de diciembre y días subsiguientes en Ciénaga y otros lugares del emporio bananero de la United Fruit Company, Mahecha es perseguido con saña por las tropas del general Carlos Cortés Vargas, carnicero de las bananeras, e incluso la prensa anuncia su captura y muerte en combate.”


DESPUÉS DE LA DÉCADA DE LOS AÑOS 60


Yo recuerdo que, en mi infancia, en la década del 60, en medio de la notoria presencia militar en las calles y de los sucesivos decretos de Estado de Sitio con que los gobiernos de la dupla liberal-conservadora sometían cualquier rebeldía de los ciudadanos, aún sobrevivían en los barrios bogotanos artesanos del calzado, de la sastrería y la peluquería que, casi de manera clandestina, transmitían a su apreciada clientela comentarios de la tensión política de la época, y que por sus pequeñas casas y locales pasaban historias del asesinato de Guadalupe Salcedo, de los atrevimientos del teniente anapista, Alberto Cendales, y de las atrocidades que cometían los bandoleros Efraín González, Sangrenegra y Chispas, los más conocidos entre un centenar de bandidos, los que a veces se portaban como Robin Hood y otras como los peores criminales. Las historias de esos maleantes, sin Dios ni ley, que circulaban en aquellos talleres constituían una auténtica comunicación popular, que también renovaba los cuentos y las leyendas campesinas.


La imagen que tengo de estos talleres, con los aromas que procedían de sus objetos de trabajo, la relaciono con los cuentos que sobre ellos leí más tarde en obras de autores como Gabriel García Márquez y Hernando Téllez. Después, a los jóvenes se nos invitaba a leer esténciles y otros papeles impresos en mimeógrafos, olorosos a tinta, donde salían proclamas y declaraciones de los sindicatos, de los campesinos y los trabajadores organizados y de los grupos alzados en armas.


Algo de esas expresiones de una Colombia nacional (opuesta al país político) llegó también a la Radio Sutatenza, que creó el padre, después obispo, José Joaquín Salcedo, desde la población de Sutatenza, en Boyacá, cuyo mayor aporte fue poner la radio al servicio de la educación popular. Todavía hay mucha gente agradecida con este programa, porque allí aprendieron a leer, a contar números y a narrar historias, y, también, a medio escribir, porque en esta área los esfuerzos fueron menos significativos, y hoy está claro que no se puede leer sin escribir, y viceversa. Pero también, en esta Colombia del siglo XXI hay inmensas cantidades de personas que todavía necesitan un programa semejante, tanto en las periferias de las populosas ciudades como en las perdidas veredas de los municipios.


Más tarde, viene la creación de la revista Alternativa, por parte de Gabriel García Márquez, Enrique Santos Calderón, Daniel Samper Pizano, Jorge Gómez Pinilla, Antonio Caballero, Orlando Fals Borda y otros periodistas, diseñadores y caricaturistas, revista que significó enfrentar la información manipulada que traían los grandes medios, desde miradas más comprometidas con el movimiento social, sindical y cultural de Colombia.


Pero, por alguna razón que refleja el crecimiento y, a pesar de las dificultades, la asunción de una tradición de buen periodismo que, como hemos visto, se enraíza en los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y XX, los intelectuales populares, en los barrios de las grandes ciudades y en las capitales de departamentos, intendencias y comisarías, comenzaron a producir sus propios medios alternativos, tratando de alejarse de los partidos políticos que los habían utilizado.


En todas las localidades bogotanas hubo expresiones de ese aliento de libertad con que los jóvenes de entonces asumimos el gobierno del conservador Belisario Betancur y sus promesas de acabar la guerra interna y de eliminar las condiciones estructurales que explican la desigualdad y la injusticia que hemos vivido los colombianos. No solo estrenamos muros para dibujar palomas, sino que empezamos a encontrarnos con nuestros vecinos y a conocer los barrios como la palma de nuestras manos.


En San Cristóbal, donde he vivido casi toda mi vida, allí al suroriente de la ciudad, los artistas y comunicadores populares nos alimentamos de un medio alternativo netamente cultural, que era la revista Materile, divulgadora de narraciones orales y de obras de teatro, y también de la revista Colombia Hoy, que trato de recordar que hacía el CINEP o Dimensión Educativa.


Luego, contra viento y marea, nosotros fundamos nuestros propios medios de comunicación en las décadas de los ochenta y los noventa, como fueron las revistas Gacetarte, El Tizón, y los periódicos El Vecino y el Ya Casi, este último de las hermanas de La Asunción que venían trabajando con el padre Perezón, en el barrio Atenas, y también la primera emisora comunitaria que tuvo el suroriente, que fue Vientos Estéreo.


Hay que hablar con Carlos Acero y Hernando Urrutia para sentir el entusiasmo con que trabajaron la comunicación en la década de los ochenta, en Usme, con una bicicleta parlante, o con doña Miryam Gómez, en Altamira, para saber cómo trabajaron una radio-revista que divulgaban a través de los casetes magnetofónicos que ponían a circular en altoparlantes de las juntas comunales y en los microbuses y camionetas del servicio de transporte informal, en la localidad de San Cristóbal.


Esos procesos, a pesar de las dificultades que hoy atraviesan, son unos verdaderos sobrevivientes, que al final de cada mes no han completado el dinero para pagar servicios públicos de la emisora, pero que, para cumplir su misión y su visión comunitaria, mantienen grandes contenidos al servicio de sus oyentes.
Ahora son una red de emisoras comunitarias en Bogotá, y a veces trabajan enlazados con Suba al Aire, La Norte, La Boyacense, Radio Sur y otras emisoras de la ciudad, que tienen similares nacimientos, siempre contra viento y marea, y contra administraciones que, antes de una tutela que las protegió en 2010 (propuesta por el intelectual Jesús Martín-Barbero y el abogado Rodrigo Uprimny, que representaron a todo un movimiento radial históricamente ninguneado por las autoridades), las han perseguido y las han despojado de sus equipos, logrados con sangre, sudor y lágrimas, y ahora, por lo menos las respetan y garantizan el libre derecho a la expresión ciudadana.


Con el crecimiento de otros sectores de los artistas, del Hip Hop, el Rap y otras expresiones musicales en las 20 localidades bogotanas, y con el desarrollo de comunidades antes marginales, como las mal llamados discapacitadas (que son multicapacitados), los grupos deportivos y las conquistas libertarias de género y de comunidades LGTBI, los medios alternativos siguen dando la batalla por la ampliación de los derechos ciudadanos. 





 

Por Óscar Bustos B.

Fue a principios del siglo XX, con el surgimiento del capitalismo en Colombia, que emergió también, de manera contestaria, el periodismo obrero y popular. Las figuras emblemáticas del movimiento obrero, María Cano, Ignacio Torres Giraldo y Raúl Eduardo Mahecha influyeron en los artesanos y asalariados de la época, en la lucha por los tres ochos: ocho horas de estudio, ocho de trabajo y ocho de sueño; derechos que cien años después no se han cumplido en gran parte de la sociedad colombiana. Mahecha, que era tinterillo, curandero y homeópata, era también un periodista infatigable, que editaba periódicos populares con su imprenta portátil, que transportaba cargada en una mula. Se llamaban El Baluarte, El Luchador, Vanguardia Obrera y Germinal, publicados en Girardot, Medellín y Barrancabermeja, respectivamente, algunos de cuyos ejemplares están en las bibliotecas Nacional y Luis Ángel Arango. Sin conocer, así fuera uno solo de esos periódicos, no podríamos entretejer los eslabones que construyen la tradición de un periodismo verdaderamente alternativo y popular.
Además, Mahecha es un personaje en busca de autor. Los novelistas y los cinematografistas están en mora de escribir una novela o de hacer una película con este personaje protagónico, que a los 11 años “fue reclutado en El Guamo (Tolima) por los conservadores, para participar en la Guerra Civil de los Mil días que derrotó al general Rafael Uribe Uribe, donde llegó al grado de capitán; que participa en el Batallón Colombia en Panamá durante los acontecimientos de la pérdida del Istmo en 1903, lugar donde se encuentra en ese momento. Inconforme con la decisión de esas tropas de no luchar para defender la soberanía nacional, pide la baja del Ejército y en Barranquilla se alista con otros voluntarios en una expedición de colombianos que deciden ir a Panamá para impedir su separación. Esa expedición fracasa, porque muchos de los participantes mueren de hambre y de peste en el camino. Mahecha regresa a Cartagena en 1904 y se afilia a la Sociedad Obrera de Calamar. Este es el comienzo de su lucha al lado de los trabajadores y de las poblaciones más vulnerables entre los colombianos, y de su peregrinar por distintos lugares de la geografía nacional, principalmente del Río Magdalena, de las regiones cafeteras del occidente y de la zona bananera de la Costa Atlántica”.


Hay que anotar que Mahecha tiene una rápida y profunda transformación, ya que evoluciona de conservador en su juventud, a una postura socialcristiana un poco después, hasta una concepción comunista y revolucionaria en la década de 1920.


En su trabajo de agitación, educación y formación en las zonas cafeteras del viejo Caldas, el Tolima y Cundinamarca suele recurrir a trucos ingeniosos, a contar cuentos, historias de duendes y de hadas, con lo cual se familiariza con las creencias ancestrales de los habitantes ribereños. En la Dorada asesora en 1922 la exitosa huelga de los trabajadores del ferrocarril y en septiembre de ese año se traslada a Barrancabermeja, con el fin de colaborar en la formación de un sindicato de los trabajadores petroleros del enclave de la Tropical Oíl Company (TROCO). Al respecto comenta:


“Comenzamos a preparar espiritualmente a los trabajadores, valiéndonos del periódico Vanguardia Obrera que editábamos por medio de una imprenta volante de mi propiedad, que antes me proporcionaba los medios de vida, y luego de la huelga fue destruida y destrozada, lo mismo que mis muebles”.


En sus periódicos se denuncian las iniquidades de la compañía estadounidense y las desastrosas condiciones de vida de la población trabajadora. Con gran brío y constancia, Mahecha señala a la empresa, en complicidad con los gobernantes colombianos y las clases dominantes, como la responsable de las pésimas condiciones de vida de la población. Por las calumnias de la TROCO, tuvo que soportar amenazas, multas y luego prisión, y el ostracismo tras las huelgas petroleras de 1924 y 1927.


En 1927 fue capturado y confinado en Tunja, donde se le somete al terrible suplicio del cepo, como queda registrado en una memorable fotografía de la época. Recupera la libertad, pero tiene prohibido regresar a la zona bananera. Sin embargo, él, llevando, siempre consigo, su imprenta portátil, se refugia clandestinamente en diversos sitios del río Magdalena, hasta llegar a la zona bananera a comienzos de 1928, para librar, junto a campesinos, peones y jornaleros, un nuevo combate contra los enclaves estadounidenses. Allí, ayuda a organizar la huelga, la cual termina con la masacre del 5 de diciembre y días subsiguientes en Ciénaga y otros lugares del emporio bananero de la United Fruit Company, Mahecha es perseguido con saña por las tropas del general Carlos Cortés Vargas, carnicero de las bananeras, e incluso la prensa anuncia su captura y muerte en combate.”


DESPUÉS DE LA DÉCADA DE LOS AÑOS 60


Yo recuerdo que, en mi infancia, en la década del 60, en medio de la notoria presencia militar en las calles y de los sucesivos decretos de Estado de Sitio con que los gobiernos de la dupla liberal-conservadora sometían cualquier rebeldía de los ciudadanos, aún sobrevivían en los barrios bogotanos artesanos del calzado, de la sastrería y la peluquería que, casi de manera clandestina, transmitían a su apreciada clientela comentarios de la tensión política de la época, y que por sus pequeñas casas y locales pasaban historias del asesinato de Guadalupe Salcedo, de los atrevimientos del teniente anapista, Alberto Cendales, y de las atrocidades que cometían los bandoleros Efraín González, Sangrenegra y Chispas, los más conocidos entre un centenar de bandidos, los que a veces se portaban como Robin Hood y otras como los peores criminales. Las historias de esos maleantes, sin Dios ni ley, que circulaban en aquellos talleres constituían una auténtica comunicación popular, que también renovaba los cuentos y las leyendas campesinas.


La imagen que tengo de estos talleres, con los aromas que procedían de sus objetos de trabajo, la relaciono con los cuentos que sobre ellos leí más tarde en obras de autores como Gabriel García Márquez y Hernando Téllez. Después, a los jóvenes se nos invitaba a leer esténciles y otros papeles impresos en mimeógrafos, olorosos a tinta, donde salían proclamas y declaraciones de los sindicatos, de los campesinos y los trabajadores organizados y de los grupos alzados en armas.


Algo de esas expresiones de una Colombia nacional (opuesta al país político) llegó también a la Radio Sutatenza, que creó el padre, después obispo, José Joaquín Salcedo, desde la población de Sutatenza, en Boyacá, cuyo mayor aporte fue poner la radio al servicio de la educación popular. Todavía hay mucha gente agradecida con este programa, porque allí aprendieron a leer, a contar números y a narrar historias, y, también, a medio escribir, porque en esta área los esfuerzos fueron menos significativos, y hoy está claro que no se puede leer sin escribir, y viceversa. Pero también, en esta Colombia del siglo XXI hay inmensas cantidades de personas que todavía necesitan un programa semejante, tanto en las periferias de las populosas ciudades como en las perdidas veredas de los municipios.


Más tarde, viene la creación de la revista Alternativa, por parte de Gabriel García Márquez, Enrique Santos Calderón, Daniel Samper Pizano, Jorge Gómez Pinilla, Antonio Caballero, Orlando Fals Borda y otros periodistas, diseñadores y caricaturistas, revista que significó enfrentar la información manipulada que traían los grandes medios, desde miradas más comprometidas con el movimiento social, sindical y cultural de Colombia.


Pero, por alguna razón que refleja el crecimiento y, a pesar de las dificultades, la asunción de una tradición de buen periodismo que, como hemos visto, se enraíza en los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y XX, los intelectuales populares, en los barrios de las grandes ciudades y en las capitales de departamentos, intendencias y comisarías, comenzaron a producir sus propios medios alternativos, tratando de alejarse de los partidos políticos que los habían utilizado.


En todas las localidades bogotanas hubo expresiones de ese aliento de libertad con que los jóvenes de entonces asumimos el gobierno del conservador Belisario Betancur y sus promesas de acabar la guerra interna y de eliminar las condiciones estructurales que explican la desigualdad y la injusticia que hemos vivido los colombianos. No solo estrenamos muros para dibujar palomas, sino que empezamos a encontrarnos con nuestros vecinos y a conocer los barrios como la palma de nuestras manos.


En San Cristóbal, donde he vivido casi toda mi vida, allí al suroriente de la ciudad, los artistas y comunicadores populares nos alimentamos de un medio alternativo netamente cultural, que era la revista Materile, divulgadora de narraciones orales y de obras de teatro, y también de la revista Colombia Hoy, que trato de recordar que hacía el CINEP o Dimensión Educativa.


Luego, contra viento y marea, nosotros fundamos nuestros propios medios de comunicación en las décadas de los ochenta y los noventa, como fueron las revistas Gacetarte, El Tizón, y los periódicos El Vecino y el Ya Casi, este último de las hermanas de La Asunción que venían trabajando con el padre Perezón, en el barrio Atenas, y también la primera emisora comunitaria que tuvo el suroriente, que fue Vientos Estéreo.


Hay que hablar con Carlos Acero y Hernando Urrutia para sentir el entusiasmo con que trabajaron la comunicación en la década de los ochenta, en Usme, con una bicicleta parlante, o con doña Miryam Gómez, en Altamira, para saber cómo trabajaron una radio-revista que divulgaban a través de los casetes magnetofónicos que ponían a circular en altoparlantes de las juntas comunales y en los microbuses y camionetas del servicio de transporte informal, en la localidad de San Cristóbal.


Esos procesos, a pesar de las dificultades que hoy atraviesan, son unos verdaderos sobrevivientes, que al final de cada mes no han completado el dinero para pagar servicios públicos de la emisora, pero que, para cumplir su misión y su visión comunitaria, mantienen grandes contenidos al servicio de sus oyentes.
Ahora son una red de emisoras comunitarias en Bogotá, y a veces trabajan enlazados con Suba al Aire, La Norte, La Boyacense, Radio Sur y otras emisoras de la ciudad, que tienen similares nacimientos, siempre contra viento y marea, y contra administraciones que, antes de una tutela que las protegió en 2010 (propuesta por el intelectual Jesús Martín-Barbero y el abogado Rodrigo Uprimny, que representaron a todo un movimiento radial históricamente ninguneado por las autoridades), las han perseguido y las han despojado de sus equipos, logrados con sangre, sudor y lágrimas, y ahora, por lo menos las respetan y garantizan el libre derecho a la expresión ciudadana.


Con el crecimiento de otros sectores de los artistas, del Hip Hop, el Rap y otras expresiones musicales en las 20 localidades bogotanas, y con el desarrollo de comunidades antes marginales, como las mal llamados discapacitadas (que son multicapacitados), los grupos deportivos y las conquistas libertarias de género y de comunidades LGTBI, los medios alternativos siguen dando la batalla por la ampliación de los derechos ciudadanos. 


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